19 de septiembre de 2010

La culpa la tiene el sapo (y te juro que Pepe no es).

Esto data del viernes pasado... si.. ponele que llovía... de a ratos... pero el piso estaba mojado...y los lugares con pasto tenían sapos.
Y ella... si... ella... que le tiene miedo a los sapos... entro corriendo a mi casa.
(Pobre)
A que vamos... bah.. a donde ibamos a ir.

Teníamos cita con los actores a eso de las 10... la idea era estar a las 10 en la puerta.. después se ve.

Y a eso de 9:40 nos alistamos... (?) y salimos... 
Si. Cuando abrí la puerta, un sapo del tamaño de un bowl para helado de 3/4 (si uno de 1/2 abajo, y el de 1/4 arriba) se metió entre los matorrales (porque sí, se necesitan dadores de cortapasto.. estem.. se entiende, ¿No?). Entonces, ella, la ex rubia y ex ex morocha, pegó un grito y de un salto entró a mi casa otra vez.  
Sutilmente le sugerí que nos fuésemos de una maldita vez... y ella me pidió si no podía ir yo adelante para espantarle los sapos... llegué al portoncito y de una corrida se apropicuó hacia mi persona... pero todavia quedaba un tramo de casa con pasto por recorrer hasta llegar a la vereda... 
Me obligó a hacer lo mismo.
Y asi fué. Encontrábamos.. nos.. ya afuera... y mientras yo aseguraba mi propiedad.. (?) o le ponía llave... o cerraba el portoncito... o... o... bueno, mientras yo hacia eso le pedí que se dirigiera a la esquina.. no para ver si llovía, porque eso lo comprobamos cuando abrimos la puerta. Pero le pedí que viera si venía el transporte público que se abona con moneditas (que nadie tiene NUNCA) y bueh... Es Ley de Murphy que el impulso generado por las 2 corridas anteriores.. la haya motivado un poco... o mucho. Tanto que no vió donde ponía sus pies.. NO LO VIO SEÑORA, SEÑOR... NO LO VIO.
Sólo supo que arrojó sus piececillos allí, mientras con un brazo en alto paraba el bondi. Sólo se dió cuenta de dónde estaba cuando sintió humedad es sus zonas más privadas... Cuando el barro se apoderó de sus pies, de sus piernas, de sus manos... Ahí nomás se dejó caer, frustrada, maquillada, empilchada e indignada porque el chofer del colectivo había parado (esperába que subiésemos al móvil, pero mientras observaba y se regocijaba cruelmente de miamigalaqueleerróalcharcoylopisódelleno).

 
Y si. Entramos a las corridas... No había tiempo para miedo al sapito nena. Entrá y enjuagáte, laconchatumáh. Tomá el jogging y la camperita que yo llamo el remis y dejá de embarrarme el baño, carajo.

Así como pasó, se fué. Se bañó mientras yo la esperaba en el bar. Y antes de las 11 ya estaba ready to action. AGAIN.

¿Sabés qué es lo que más me dolió de todo esto?
Que me dejó la toalla embarrada, y encima me manda mensaje para que cuando me levante le pegue una pìspeada al charco porque la señorita no encontraba su encendedor.
Eso en mi barrio es pelea.

1 comentario:

  1. No se metan con los sapos, que yo los re banco, carajo.

    La toalla embarrada es motivo de distanciamiento, claramente.
    Y el hecho de que te haga buscar adentro del charco el coso que perdió, ni te cuento, mirá.

    Te seguiré amando por la eternidá, vo'.

    ResponderEliminar